lunes, 22 de marzo de 2010

El arte de H.R.Giger

El nombre de H.R. Giger es sinónimo de arte oscuro y fantástico. Nació en 1940 en Chur (Suiza). En 1962 se trasladó a Zurich, donde estudió arquitectura y diseño industrial. El 14 de abril de 1980 ganó un Oscar con la película “Alien, el octavo pasajero”. Esto le sirvió como escaparate y punto de partida para hacer que sus obras fuesen más conocidas a nivel mundial.Con posterioridad ha diseñado portadas de discos y criaturas para diversas películas como “Spieces” o “Poltergeist”. También destaca en sus facetas como diseñador y escultor. Especialista en el uso del aerógrafo, es admirado por las representaciones de cuerpos mitad humanos, mitad mecánicos conocidos como biomecanoides.
Según sus propias palabras: “los seres humanos extirpamos, cada vez más, las criaturas vivas sustituyéndolas por creaciones artificiales humanas, lo cual en cierto modo no carece de fundamento en absoluto (tal como yo lo entiendo)”.

Lo que más llama la atención de sus representaciones creadas con aerógrafo, en especial las de los años setenta, es la facilidad que tiene Giger, para transmitir un oscuro desasosiego con las viscosas formas de sus criaturas, realizadas a su vez con una precisión de línea y detalle asombrosas. Muchas de sus obras resaltan la temática de la religión, pero sobre todo la del sexo en su grado más sórdido y letal. Sus obras emanan una inquietud y latente peligrosidad impactantes, golpeando la psique del espectador hasta lo más profundo de su consciencia.

Es curioso cómo en las restantes entregas de la saga “Alien” se desvirtuó la intención principal de su creador en la primera entrega, la de crear una criatura erótica, letal, oscura, fascinante e imprevisible, transformándola (estoy convencido de que muy a su pesar), en un arquetípico monstruo de serie B de usar y tirar. Es curiosa la falta de imaginación y creatividad tanto de algunos guionistas como directores y productores y el desconcertante desconocimiento de la obra de Giger y el potencial que aún encierra en la actualidad.

Este notable artista suizo no solo ha creado una criatura como Alien sino todo un universo onírico de criaturas perfectamente interrelacionadas y que muy bien podrían ser utilizadas para crear un mundo alternativo donde los Alien pudiesen ser una parte de una sociedad, por ejemplo, dominada por los biomecanoides. De hecho, en los años noventa hubo una compañía de videojuegos conocida como Ciberdreams, que sacó una videoaventura gráfica llamada “Darkseed” (semilla oscura) en la que un protagonista, a través del espejo de una habitación, podía penetrar en un mundo alternativo, completamente diseñado por Giger. Una auténtica maravilla de fondos creados por el pintor en cuyo formato de ordenador Amiga 500 se podían apreciar con nitidez y gran calidad sus obras (este ordenador, gracias a la configuración de sus cinco chips, superaba en imagen y sonido con creces en prestaciones a los pc 386 y 486 de la época. De hecho, fue el primer ordenador multimedia, multitarea y multiárea de su tiempo, con su sistema operativo Workbench, muy anterior al de Windows).

Lo que Giger nos propone es todo un universo que muy bien podría hacer nuestros mayores terrores realidad. Las deformaciones físicas de sus criaturas y su erótica deshumanización son una clara advertencia de en lo que muy bien podríamos convertirnos los seres humanos en un futuro no tan lejano, y es que la historia ha demostrado con creces que la realidad puede superar cualquier ficción, tanto para lo bueno como para lo malo…


Gabriel Guerrero Gómez
(www.sillmarem.blogspot.com)

4 comentarios:

Anabel Zaragozí dijo...

Me gustó mucho tu análisis de la obra de H.R. Giger, al que admiro por su gran fecundidad artística y su oscuridad (también le dediqué hace tiempo una hueco en mi blog).
Lo que no sabía, y me ha sorprendido, es que hubiera diseñado todo un mundo para un juego de ordenador.
Gracias por esta entrada.

Anónimo dijo...

Me alegro. De eso se trata, de intercambiar conocimientos, impresiones y puntos de vista. Un abrazo, Anabel.

Juan Pablo Cozzi dijo...

Como buen superrealista, Giger plasma realidades más profundas que cualquier fantasía. Las obras cargadas del erotismo mecánico muestran justamente los mecanismos mas oscuros del deseo, aunque oscuros no en sentido moral (no debe juzgarse la moral del arte) sino en el sentido de oculto, de intrínseco.

Anónimo dijo...

para mi, la puesta en escena del cine de ciencia ficción se divide en dos etapas, antes y después de este genio no reconocido todavía a nivel mundial como se debiera.