martes, 13 de abril de 2010

¿El origen del pulp?

Galería Fúnebre de Espectros Ensangrentados


Dicestudemili… Llegada la edad militar, sería el año 89, quiso el Rey Nuestro Señor desplegarme por los montes Pirineos a fin de contener una potencial invasión de andorranos o franceses. Debo decir que el año que estuve en filas cumplí primorosamente la misión, sin que en ese tiempo profanasen tierra patria las botas invasoras.

Carne de cañón que siempre he sido, me asignaron a cocinas (cabo pelapatatas), labor que alternaba con la de bibliotecario de la Academia de Sargentos. Lejos del hogar y en la mejor tradición castrense, me abandonaba de vez en vez (no siempre) a la bebida, hasta acumular unos 90 días en arrestos e innumerables guardias, sin duda fruto de la alta estima que mi persona inspiraba a la superioridad. En estos trances gran alivio fue siempre la lectura, y recuerdo leer a capazos, bolsas enteras que me trincaba de la biblioteca mientras vigilaba que los gabachos no volviesen a las andadas. Debo pues al ministerio de Defensa una parte de mi acerbo cultural.

La biblioteca estaba bien servida. Tenía una potente sección de novedades y libros flipantes como el memorial de Bernal Díaz, ensayos sobre los tercios y hasta un manual de inteligencia que enseñaba a torturar con educación (torturar pero sin pasarse, interrogatorio presionante era el eufenismo utilizado).

Entre estos libros flipantes estaba el que yo creo debe ser el más antiguo pulp escrito en castellano. Me refiero a “Galería fúnebre de espectros y sombras ensangrentadas, o sea, el historiador trágico del linaje de las catástrofes humanas”, de Agustín Pérez Zaragoza, libro popularmente conocido como Galería Fúnebre… Editado en 1831 y rescatado para la modernidad por Luis Alberto Cuenca en edición del ministerio de Cultura de 1977. Si mal no recuerdo (porque no encuentro noticia cierta de esto en internet y no estoy nada seguro) eran 2 tomos que resumían los doce iniciales.

Galería fue posiblemente el libro de más éxito de cuantos se editaron en la cuarta década del XIX. Literalmente, arrasó. No obstante, nada de él hallarán en los libros de texto, prueba clara de que el estudio de la literatura popular deja mucho que desear.


¿Y de qué va? Se le suele clasificar de narrativa gótica, pero yo creo que es pulp. El objetivo de Don Agustín no era otro que acojonar a las dueñas con historias macabras, las más de las veces protagonizadas por malos malísimos que trataban de saciar sus instintos con virginales criaturas.

Suelen ser sucesos supuestamente veraces acaecidos en el extranjero pero con un inconfundible sello español en la abundancia de garrotes, trabucazos y navajazos. Por ejemplo, un ladrón entra a robar, sorprende en lencería a la niñera… y lo que suele pasar en estos casos… Gritos desesperados, niños degollados a hachazos y la pobre criada que, a punto de perder la honra, recibe la gracia de morir pre-copulandis de un jamacuco fulminante (la cuestión es llegar entera ante el Altísimo). Como detalle de fino estilista, Pérez no duda en colocar a algún tierno infante que escondido en el armario será testigo de la hecatombe. Cuando los padres regresan, la madre ve el estropicio y se desmaya o palma y el padre entresaca la horripilante historia de labios de su retoño. Ni que decir tiene que gracias al niño (“angelical criatura, pozo de inocencia”, en términos Pérez) el homicida es ajusticiado no sin antes deparar el tradicional divertimento de amputa aquí y corta allá y estertores en la cuerda. El bien siempre prevalece.

Galería Fúnebre es una lectura muy recomendable para interesados, para especialistas y para autores de terror, pues siempre es bueno conocer a nuestros clásicos. También para aficionados a la historia editorial y en general a la literatura popular. Si lo ven en un mercado de viejo, cómprenlo ni que sea como rareza.



En su día no me leí más que unos cuantos relatos pero me aventuro a sospechar que a diferencia del gótico, Galería incidía en temáticas absolutamente cañís y dignas de El Caso. Más que duendes y tormentas (que también), Pérez gusta de utilizar bandoleros, nobles sicópatas, bandoleros, moros, bandoleros, locos, bandoleros… Enfatizando los momentos truculentos y la tensión sexual entre virginales criaturas y garrulos de la más baja estofa y peores intenciones.

Se ha dicho que la truculencia es un tropos literario del romanticismo, en oposición al “buen gusto” que domina al neoclasicismo, de ahí que quizá Galería deba ser leído como versión patria del Sturm und Drang…. Personalmente, me cuesta creer. Pienso que la sangre siempre ha tenido su mercado “underground”, llámese El Caso o llámense martiriologios en los que curas de fantasía caliente explicaban con todo lujo de detalle como le arrancaban las domingas a Santa Brígida. Sí que está claro que existe un romanticismo populista (del que los autores más fashion aberraban, por ejemplo Larra) que en los años 30-40 recorre Europa y anega los teatros y folletines de verdugos, espectros y matarifes. Un subgénero –pseudogore tremendista, me atrevo a sugerir- que será parcialmente desterrado de los rankings de ventas por la novela de aventuras a lo Dumas y que, por lo demás, coexiste con la edad de oro de la novelística europea; Sthendal, Flaubert, Balzac…

Me quedo con el nombre; Galería Fúnebre de Espectros y Sombras Ensangrentadas. Creo que le sobra el sombras o espectros, es decir, hubiera quedado redondo como Galería Fúnebre de Espectros Ensangrentados o Galería Fúnebre de Sombras Ensangrentadas, ¡pero que cacho de título en cualquier caso! ¡Cómo se fija en la cabeza! Y es que el Sr. Pérez no sería muy proustiano (literalmente en el prólogo nos advierte que Galerías no es ni para maricones ni jovencitas con ínfulas intelectualoides) pero sabía titular. Vean sino de el arrebatador título de una de las novelas que componen la serie: “La príncesa de Lipno o el retrete del placer criminal”… Sin comentarios.

Les dejo con un blog en el que se incluye un fragmento de Galería… El único sitio en el que he encontrado textos e imágenes de la obra original.

Resulta interesante el prólogo firmado por el propio Agustín Pérez

También este artículo gafapasta sobre el contexto.

Qué se deleiten….

Sargento Besa

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