lunes, 29 de diciembre de 2008

¡No aguanto más!


¡No aguanto más! a esos criminales que sentados en sus poltronas mandan bombardear las ciudades palestinas sin ningún miramiento para los cientos de niños, mujeres y ancianos asesinados.

¡No aguanto más! la violencia machista que ha asesinado a 69 mujeres y heridos a cientos de ellas o quizás miles.

¡No aguanto más! nuestro despilfarro que condena a morir por hambre a 42.000 niños cada día; es decir, 1.750 a la hora, o lo que es lo mismo 3 al minuto. Lo siento niños pero mientras escribo esto vais a morir por hambre dos de vosotros.

¡No aguanto más! la hipocresía de la Iglesia católica que defiende a su familia y condena al contagio del SIDA a millones de personas porque no debemos usar el preservativo.

¡No aguanto más! el cinismo del monarca borbón (por la gracias de Dios, faltaría más) que se siente muy preocupado por los millones de españoles que están en el paro; pero él se sube un 9% su sueldo (con el acuerdo de nuestro Gobierno socialista).

¡No aguanto más! la falsedad de dar miles de millones de euros a los más ricos, mientras que con el 1% de esa cantidad se acababa el hambre en el mundo.

¡No aguanto más!

¡Au revoir, camarades!; que decía aquél delante del paredón; o quizás ¡hasta siempre! que dijo Séneca desangrandose en su bañera.

Jorge Ruiz Morales

lunes, 22 de diciembre de 2008

Mazapán de coco


En el curro, cuando yo me encargaba del aguinaldo, estas cosas no pasaban. Botella de Dyc 8 años y embutidos, mejores o peores en función de objetivos y escalafón. Punto. Fui depurado en mis responsabilidades tras una conspiración del sector femenino. Los desastrosos resultados no se han hecho esperar, y este año nos ha tocado ¡una figurita de porcelana! ¿Es bonita, verdad?, me preguntó con candor la de Comercio Exterior... Debí poner la misma cara que ante un vídeo hospitalario de cómo operar almorranas, el caso es que, a última hora, se añadió al lote caña de lomo y fiambres variados de cerdo mangalica. (No tuvo poco que ver el rumor de que en contabilidad estaban organizando un concurso de lanzamiento de figurillas).

La verdad es que un periodista de provincias, aún de mi calaña, no se puede quejar con esto de los regalos navideños. Te caen de varios sitios, de donde en un buen año me proveo de vino para cinco meses. Vamos mejorando, las galletitas de coco y mierdas variadas que te daban antes (¡y encima, te tocaba dar las gracias!) van siendo suplidas en aras de un regalo institucional simple y agradecido: vino. Con todo, hay entidades cañís que siguen “erre” que “erre”, con el mazapán de coco de donde pienso que algunos consejos sobre cómo reciclar convenientemente estos “obsequios” pueden ser de gran utilidad.

Champán semidulce... servidor, aunque “català de soca i arrel”, el único espumoso que gasta es el tinto de verano. El Cava, en según que momentos muy puntuales, y siempre que sea extremadamente frío y seco, tira que te va... en el bienentendido que tiende a ser mejor el vinagre con Casera. La gente parece no darse cuenta de eso, de donde el sótano de casa está literalmente plagado de cavas dulces, rosados y de todo pelaje. Al objeto de dar salida al estock, estamos valorando el efecto de guisar estofados con champán... De momento las pruebas no son muy satisfactorias.

Galletitas de coco, mazapanes de colorines, polvorones de fresa. Nada, al cubo de la basura directamente. No se puede hacer nada con ellos. (Ya no los quieren ni en el Banco de Alimentos).

Licor Melody (de melón, manzana...). Muy apreciados para sacar coincidiendo con visitas de indeseables. Se aduce una extraña enfermedad que nos impide beber alcohol y se empieza a llenar el vaso de chupito del indeseable, cuidando que la copa esté siempre hasta el borde y mostrándose el anfitrión especialmente terco en instar a libar la tal maravilla. El indeseable se va a los cinco minutos y no vuelve nunca jamás. En Segovia, a mil metros y hielo garantizado en el parabrisas del coche hasta marzo, un uso alternativo es mezclar el licor con agua, llenar una garrafa y rociar con la mezcla el parabrisas. El hielo funde entonces con facilidad.

El turrón de Alicante del duro. Las muelas no me dan para tanto. Antes que probarlo para trampas de rata, es preferible regalarlo. Por ejemplo, es muy apreciado entre determinadas comunidades foráneas (se asocia a algún dulce local). Yo una vez cambié una tableta por un fenomenal y suculento plato de cus-cus.

Puros y farias. Se puede estudiar su empleo como obsequio a sobrinos menores de trece años, poniendo atención a que el menor se fume el cilindro hasta la colilla. Si el chico sale del empeño, nada que hacer, será carne de cáncer, pero si no, el puro se convierte en una sensacional vacuna contra el tabaquismo. Si no hay sobrinos menores, ¡no los tire!... Es material muy valorado en los geriátricos como elemento de contrabando y para putear a las típicas cacatúas que se chivan de que huele a tabaco en la 334. El tío abuelo le estará bien agradecido...

En fin, seguro que hay muchísimas aplicaciones más. Espero sus ideas.

Luis Besa

jueves, 18 de diciembre de 2008

Para pasar el rato

Grandes predicciones que no se han cumplido. ¡Que manía tienen algunos de hablar ex-cátedra! Un colega me pasa estas (gracias Jesús), que sin duda sería ampliables.

1. "El iPod nunca despegará", Alan Sugar, en 2005.

2. "No hay necesidad de tener un ordenador en cada casa", Ken Olsen, fundador de Digital Equipment, en 1977.

3. "Las aspiradoras impulsadas por energía nuclear serán una realidad en diez años", Alex Lewyt, presidente del fabricante de aspiradoras Lewyt, en 1955.

4. "La TV no durará porque la gente se cansará rápido de pasar todas las noches mirando una caja de madera", Darryl Zanuck, productor de la 20th Century Fox, en 1946.

5. "Nunca se fabricará un avión más grande que éste", un ingeniero de Boeing, deslumbrado al ver el Boeing 247, con capacidad para10 pasajeros, en 1933.

6. "Estamos en el umbral del correo vía cohete", Arthur Summerfield, director general de Servicio Postal, en 1959.

7. "Nadie va a necesitar más de 640 Kb de memoria en su ordenador personal", Bill Gates, en 1981.

8. "Los americanos necesitan el teléfono. Nosotros no. Nosotros tenemos mensajeros de sobra", Sir William Preece, director del Post Office británico, en 1878.

9. "El spam estará resuelto en dos años", Bill Gates, en 2004.

10. "Se acabará demostrando que los rayos X son un timo", Lord Kelvin, presidente de la Royal Society, en 1883.


Carlos Muñoz

sábado, 13 de diciembre de 2008

¿Qué es?


¿Un alienígena de Stars Wars? ¿Un robot? ¿Un personaje de la próxima novela de Claudio?

¡No! Es una cabra transportada por los palestinos a través de un tunel entre Egipto y Gaza.

Jorge Ruiz

jueves, 11 de diciembre de 2008

Épica en estado puro



Sillmarem II: Torre por Alfil es la continuación de Gambito de Dama de Gabriel Guerrero (Madrid 1971) y segunda parte de lo que al parecer, conformará la saga de Sillmarem, compuesta por varios volúmenes.

Con un ritmo trepidante que apenas da ocasión al respiro, el autor narra con agilidad la historia de un imperio galáctico. Historia impregnada de intrigas políticas, traiciones, honor, nobleza, amor, leyenda… En suma, todos los ingredientes necesarios para enganchar a priori al lector. La trama principal se ve excelentemente arropada por las historias secundarias y el paso de las páginas es una mezcla de querer saber más y el deseo de que el libro no alcance su última hoja. Claro que a todo esto contribuyen poderosamente los personajes. Es aquí donde Gabriel Guerrero demuestra su buen hacer ofreciéndonos personajes sólidos que resultan tremendamente humanos y cercanos. Cierto que hay buenos y malos, pero hasta los peores tienen sus virtudes y, por el contrario, los buenos su lado oscuro. De entre todos ellos, personalmente me quedo con el Conde Alexander Von Hassler, un malo de los que hacen escuela y al que es difícil no acabar admirando merced a su carisma, maquiavélica inteligencia y capacidad estratégica — un maestro del ajedrez — que despierta el respeto hasta en sus rivales. Por otra parte, la mezcolanza de razas protagonistas con características perfectamente definidas y coherentes, nos transporta a un mundo literario que trae a la memoria al legendario Dune de Herbert. También hay referencias más que evidentes a La Isla del Doctor Moreau que evitaré mencionar para no desvelar datos que “fastidien” la lectura a quienes no hayan descubierto esta obra.

Mi consejo es que, quienes amen las sagas épicas, no deberían perderse esta, Gabriel Guerrero ofrece la oportunidad de disfrutar de una aventura única de la que confío, no tarde en sacar el próximo volumen.


J.E. Álamo

miércoles, 3 de diciembre de 2008

¡Qué bueno, qué bueno!


Para que no os aburráis, leer esto tan bueno que he encontrado en el blog de las odiseas. La foto también es de él.
Que disfrutéis con su lectura muy apropiada en esta fechas.

Carlos Muñoz

jueves, 27 de noviembre de 2008

UPC

Dos buenos escritores españoles, Eduardo Gallego Arjona y Guillem Sánchez Gómez, se ha llevado el Premio UPC de novela corta de ciencia-ficción dotado con 6.000 €, por su obra La cosecha del centauro.

¡Enhorabuena!

Una breve anotación de la biografía de ambos:
Guillem Sánchez i Gómez (Mataró, 1963). Ha estudiado Ciencias Empresariales y trabaja en la administración pública. Ha sido miembro de la AJELC (Associació de Joves Escriptors en Llengua Catalana) y secretario de la AEFCF (Asociación Española de Fantasía y Ciencia Ficción) de 1996 a 1998.
Eduardo Gallego Arjona (Cartagena, 1962). Cursó la carrera y el doctorado de Biología en la Universidad de Murcia. Actualmente es profesor titular en la Universidad de Almería. Su trabajo científico se centra en la Micología (estudio de los hongos) y la Fitopatología (enfermedades de las plantas), tanto desde el punto de vista investigador como divulgativo.
Desde que se conocieron su producción literaria ha sido conjunta y desde 1994 viene publicando relatos escritos a dúo, tanto en castellano como en catalán e inglés. Han ganado premios como el Alberto Magno de la Universidad del País Vasco, o el Juli Verne (este último, en catalán). En palabras de Domingo Santos, las obras de E. Gallego y G. Sánchez se encuadran en «un universo abigarrado, variopinto, donde tiene cabida todo, desde las más amplias gestas épicas hasta el devenir cotidiano, pero principalmente un siempre presente sentido de la maravilla y, sobre todo, un gran sentido del humor, a veces patente, a veces soterrado, que es una de las principales constantes de sus autores».

Jorge Ruiz

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Marketing del pico


Para todo autor el problema es encontrar lectores.

Hay en Segovia, donde vivo, una casa sobradamente conocida. La casa de los picos. Su única gracia es que la fachada está integrada por cientos de piedras talladas en forma de pirámide. A veces me pregunto: si tuviera que elegir uno de los picos, ¿con cuál me quedaría?

Imaginen una calle con una tapia a la derecha. La tapia está compuesta por miles de ladrillos idéntico. Y ahora es cuando le dices a un viandante: recorre la calle, fíjate en los ladrillos y marca uno que te llame la atención.

Los autores somos los ladrillos. (Bien, en rigor nuestras obras, y nunca mejor dicho).

El problema es conseguir que el viandante se lleve “nuestro” ladrillo a casa.

¿Cómo?

Obviamente, llamando la atención sobre nuestro ladrillo.

Hay varias fórmulas. Una primera es la saturación del punto venta. El viandante se fija en los ladrillos que quedan a su altura visual, si yo concentró mis tochos allí, y encima, en la zona más bonita de la calle, más probabilidades tendré. Extrapolado al mundo del libro, esa es la política de lineales que se sigue en grandes librerías e hipermercados. Quien más paga, más género coloca en la fila VIP.

Otra estrategia es buscar la complicidad de alguien en quien el viandante deposite su confianza a la hora de elegir ladrillos. Es la política del prescriptor, el que te dice que el libro de tu interés está en la fila 2 columna 230.

Otra es pintar de verde mis ladrillos. Posiciono la marca verde como referencia para el cliente y pinto mis ladrillos de verde. Es la política de la diferenciación de producto por marca. El libro-marca, el autor-marca, el género-marca...

Para una pequeña editorial, para un pequeño autor, resulta difícil competir ni en marca ni en pagar más para colocar género en la fila VIP. Ahí ganarán siempre las grandes.

Para un modesto autor, la principal baza para llamar la atención es movilizar gente que hable bien de su libro (Metaversos en mi caso, ¡compren Metaversos!) o concentrar nuestro mensaje en un segmento que sepamos a priori interesado por la temática de nuestro libro.

No es fácil, pero tampoco imposible, vender libros más allá de la parentela. Hoy las cosas se mueven rápido. Hay redes sociales que rivalizan con las figuras tradicionales de la prescripción (el señor librero y el crítico). Tecnologías capaces de individualizar la publicidad. Canales de venta alternativos. Emergentes medios de comunicación que todavía no han sido absorbidos por las grandes plataformas mediáticas...

Faena del editor (¡y del autor!, que no deja de ser un comisionista) es, amén de editar y escribir correctamente, diseñar la estrategia de venta para cada caso.

Y termino con la casa de los picos. Se trataba de una casa noble “normal” a la puerta de la ciudad. La casa era vulgarmente conocida la Casa del Judío, lo que molestaba en sobremanera al propietario, obligado a perderse en -para la época- embarazosas matizaciones sobre sus ascendientes. Es así que decidió forrar la fachada de forma tal que, desde entonces, a todo el que pregunta “¿qué casa es esta?” se le responde: “Es la Casa de los Picos”. Y así ahorramos explicaciones.


Luis Besa


viernes, 21 de noviembre de 2008

Manos a la obra

Os traigo esto (rebuscando en los entresijos de la prensa especializada), porque si no recordáis mal, Tom Cruise en Minority Report, utilizaba un ordenador con las manos.
El asunto llamativo es que el asesor científico, ¡¡¡en 2002!!! era John Underkoffler, estudiante del MIT, y hoy cofundador de Oblong, que ha lanzado al mercado un sistema que puede llevar a la jubilación (o quizás prejubilación) al teclado y al ratón.


g-speak overview 1828121108 from john underkoffler on Vimeo.

Ya veremos como estará la visita al traumatólogo por parte de los David, Gabriel, José Ántonio, Juanmi, y demás escritores cuando se pongan 8 horas a mover manos en el aire. ¡je, je!

Jorge Ruiz

miércoles, 12 de noviembre de 2008

El escritor


Conocí a Francisco González Ledesma en una conferencia que impartió en Alicante. Antes había oído hablar de él, pero no había tenido la decencia de pararme ante uno de sus libros. Los escritores más consagrados del género policíaco le llaman cariñosamente “El jefe de la banda” y le trataban con un respeto inusitado.

Uno, que es joven y cree que lo sabe todo sólo por haber publicado una novela, recibió una auténtica lección de modestia, de saber estar, de lo que significa el oficio de escritor.

La ponencia versó sobre su vida. No digo sobre su obra literaria, más que nada porque sería una redundancia tratándose de alguien que se ha dedicado desde siempre a las letras. Os resumiré lo más importante.

Ledesma nació en 1927, por lo que ahora tiene 81 años. Vivió otros tiempos, donde no había Internet, donde los editores además eran amigos, donde el periodismo era de casta. Estudió derecho gracias a un familiar que le pagó los estudios. Le dijo: “como suspendas una sola asignatura, te cierro el grifo”. Paco se sacó la carrera en un tiempo record.

Ejerció de abogado, y con bastante éxito. Sin embargo, esa no era su vocación verdadera. La mezquindad de los que le rodeaban solapaba todas sus acciones, impregnándolo, convirtiéndose en un reflejo de algo que no le gustaba. Con esposa ehijos a su cargo, ganando un buen sueldo y conduciendo automóviles de los caros, tomó una decisión que poca gente siquiera se plantearía: abandonó su carrera profesional y se matriculó en Periodismo.


Su única vía de ingresos en esos años fue la escritura. Había tomado contacto con ella realizando guiones para El Inspector Dan, y pronto saltó a las novelas populares “de a duro” bajo el seudónimo de Silver Kane. Escribía una novela de 80 páginas a la semana por la simple razón de que, si no lo hacía, no comía. “En una ocasión hice algo que a la gente le parece extraño”, recuerda. “Tenía que presentar la novela por la mañana y se fue la luz. Yo no tenía ni velas, pero había luna llena, por lo que subí al tejado y terminé el manuscrito bajo su resplandor”.

Se licenció en Periodismo con la nota más alta de toda España. Pasó por varios periódicos antes de convertirse en el editor jefe de La Vanguardia.En aquellos tiempos salía de trabajar a las 9 de la noche, cenaba, escribía las novelitas del oeste de Silver Kane hasta las 3 de la madrugada. Después escribía las historias que a mí me gustaban hasta las 9 de la mañana. Dormía hasta las 12 y me marchaba de nuevo a la redacción. Me consolaba diciendo que era de los pocos españoles que tenían el lujo de levantarse a las doce de la mañana”.


Esas primeras obras que él sentía suyas fueron prohibidas por el franquismo. Sin embargo, en 1982, ganó el Premio Planeta con Crónica sentimental en rojo. Ni siquiera estaba invitado a la cena de gala.

Tras recibir toda esta información de boca de su protagonista, no quedó más remedio que darle una oportunidad a sus escritos. Aún tardó un par de meses en hacerse un hueco, pero cuando llegó ya no pudo desaparecer. De la mano del inspector Méndez pasé páginas y páginas de Las calles de nuestros padres, disfrutando con la calidad de su prosa, de su estilo narrativo cargado de crítica social y humor. Los reconocimientos posteriores fueron muchos: Premio Hammett, Premio Pepe Carvalho, Premio Internacional de Novela Negra RBA, etc… Y, sin duda, se los merece todos.


La catarsis de conocer a Francisco González Ledesma hace que te plantees lo que realmente significa ser escritor, lo que hay que sacrificar, lo que hay que luchar. ¿Alguien, hoy por hoy, se plantearía escribir cuando se va la luz? ¿Quién dedicaría sus horas de sueño por llevar a cabo una novela? Que cada cual se responda a sí mismo.



Quisiera terminar con una última anécdota que resume todo lo anterior. En una ocasión, en la Semana Negra, un grupo de novelistas de mucho renombre mantenían una tertulia sobre lo que significaba la escritura para ellos. Tras varias disertaciones muy sesudas y serias, le pasaron el micrófono a Ledesma y simplemente dijo: “A mí la escritura me ha salvado la vida”. Nadie quiso añadir nada. Tampoco yo lo haré, porque creo que el mensaje queda bien claro.


Claudio Cerdán

martes, 11 de noviembre de 2008

Planeta Tierra

Hay libros que escribimos, los hay en papel y electrónicos, con imágenes, de todo tipo de temas, y hay algunos espectaculares.
Como este que os propongo (gracias Alicia) y que sugiero pongáis los altavoces a tope.

Jorge Ruiz

lunes, 10 de noviembre de 2008

Fans, pero que muy fans

Esta pasada semana, que yo conozca, ha habido dos presentaciones de libros interesantes para los que amamos la narrativa de género. Una en Valencia, Sol de misterio, de José Miguel Cuesta y José Rubio, y la segunda en Alcalá de Henares (de Madrid por si alguien no lo sabe), Sillmarem II, de Gabriel Guerrero (leer aquí y aquí).
De la primera dio cumplida reseña nuestro amigo David en lasombradegrumm, por lo que no me voy a detener.


De la segunda si quería destacar unos aspectos muy especiales que a mi, asiduo asistentes a estos eventos, me llamó la atención. Lo primero a destacar es que vinieron gentes desde largas distancias, Pily B desde Madrid y sobremanera, Luis Besa y Juanca desde ¡Segovia! Esto es moral y no la del Alcoyano. No conocía a esta pareja, en especial a Luis cuyo libro Metaversos me sorprendió en su momento.

Gabriel Guerrero dedicando uno de sus libros a Pily B, desplazada para la ocasión desde Madrid.

Lo segundo es la forma en que se realizó al acto, el cuál estaba anunciado como "lectura-presentación" de algunos párrafos del libro.
El leer en voz alta en algunas presentaciones, es habitual en los libros de poesía, en donde el autor u otra persona deleitean con un verbo fluido a los asistentes. Pero era la primera vez que presenciaba esto en un libro de ciencia-ficción,..y no quedó nada mal.


Los dos personajes una vez finalizada la lectura.

El montaje en la Librería Diógenes, era sencillo y con un punto de caótico. Una mesa, dos sillas ocupadas por un lector que representaba al Conde (los lectores de la saga saben quién es) y otra lectora a Itsake, una asesina Homofel amante del Conde. El editor de Transversal, Jorge Ruiz, hizo de narrador en los espacios abiertos entre la conversación de los dos personajes. Y nada más. Ni sillas ni parafernalia alguna para acoger a las veintitantas personas que escuchabamos.
El público que estaba en la librería buscando que comprar, se quedaron sorprendidos con el acto, y alguno se engachó como oyente e incluso compró el libro.
Posteriormente, el editor y el autor mantuvieron una conversación donde se desvelaron algunos entresijos de la saga.
En fin, una buena idea que hace más amenos estos actos.

Carlos Muñoz

viernes, 7 de noviembre de 2008

Los Navegantes o cómo poner el listón muy alto



Intentar decir algo sobre Los Navegantes, de José Miguel Vilar-Bou, que no se haya dicho ya, parece bastante complicado. En la red se pueden encontrar opiniones enfrentadas. Incluso alguno parece tener viejas cuentas pendientes con el autor y que consuma su venganza copiando y pegando las mismas palabras de crítica allá por donde va.

Sin entrar a discutir sobre los posibles problemas mentales de algunas personas, aquí lo que se pretende es hablar sobre este libro sin mencionar a sus personajes, ni a Arialcanda, ni a la guerra y el amor tan presentes a lo largo de la historia. Tampoco se tratará el tema de la portada (que el autor me perdone), y no se va a hacer porque son muchos los que a lo largo de estos meses se han encargado de comentarlo.

Puede parecer que eliminado todo esto ya no queda mucho de qué hablar. Sin embargo, creo que es precisamente cuando lo quitas cuando ves la esencia que subyace en esta novela. Una esencia que te es inoculada a medida que pasas las páginas y que te ha envenenado por completo para cuando quieres darte cuenta. Una esencia de emociones en estado puro. Y eso es decir mucho. Convertir las palabras en algo más que una sucesión de letras y espacios en blanco es algo que no todo el mundo sabe hacer, o que no todos hacen con acierto, y resulta hasta molesta la facilidad con la que se maneja este escritor-periodista.

A veces no puedo evitar imaginarme al autor como un alquimista encerrado en su laboratorio secreto, mezclando esas palabras para transformarlas en sensaciones y servírnoslas como apetecibles aunque sean muy amargas. Porque si una cosa es cierta es que algunas de las cosas que se relatan a lo largo de sus 315 páginas consiguen que se te encoja el estómago. Un estómago que muchos creemos, estúpidos de nosotros, a prueba de bombas. Por suerte, Los Navegantes es una muestra, diría que contundente, de nuestra equivocación.

Tras haber leído esta novela del Grupo AJEC, pienso que somos muchos los que esperamos la segunda obra de este autor valenciano para comprobar si de verdad tiene el potencial que aparenta o si, lamentablemente, ha sido un golpe de suerte.

Por ahora todo apunta en la primera dirección ya que José Miguel Vilar-Bou parece moverse más que una cucaracha sorprendida por un foco. Además de publicar dos relatos en Historias Asombrosas, ha colgado de forma gratuita en su página (su blog es eldiablomedijo) muchos de los cuentos que han visto la luz hasta el momento (incluido el relato Después del orgasmo con ilustraciones de Anabel Zaragozí), y también participa en la antología del Grupo AJEC, 65 instantes, de próxima publicación.

En definitiva, mucho material que hará las delicias de sus admiradores, mientras otros seguimos esperando como quien espera el segundo disco del grupo revelación del año, a ver qué nos depara este autor en su siguiente trabajo de envergadura.

De todos modos, si lees esto con la intención de averiguar si Los Navegantes es una buena novela, mi consejo es que al igual que a mí me ha gustado y a otras personas no, en vez de confiar en las palabras de cualquiera que tenga un teclado y algo de tiempo libre, te leas el libro y te formes una opinión propia. Siempre será mucho más acertada.


W. Ahrendt

martes, 4 de noviembre de 2008

Fantástico visionario en la Edad Media

Las raíces del arte fantástico son muy profundas. Como ejemplo de su tratamiento en la Edad Media podemos analizar dos tímpanos de catedrales románicas, unos pórticos esculpidos hacia el 1150. Los dos representan el Juicio Final, un juicio para el que no hay término medio: o la salvación o el castigo para toda la eternidad. Todavía faltan dos siglos para que aparezca un estadio intermedio, el Purgatorio. La obra artística más excelsa con los tres destinos será un poema, La Divina Comedia de Dante, de género fantástico mal que les pese a algunos críticos erróneamente elitistas.

En Sainte-Foy de Conques, el primer ejemplo, observamos las torturas varias que los demonios infligen a los condenados: los descuartizan, los asan a fuego lento, los retuercen en torsiones imposibles, un leviatán los devora, además de otros suplicios. Por su parte, se presenta a los salvados en una escena digna de George A. Romero: los muertos salen de los ataúdes despertados por ángeles.

En cuanto a Saint Lazaire de Autun el efecto es desgarrador, dado el estilo del maestro Gislebertus de figuras estilizadas y emotividad expresionista. Algún personaje recuerda a El grito de Munch. El magnífico Gislebertus exhibe su pericia técnica y su talento creador esculpiendo un Cristo central cóncavo. Tras el pesaje de las almas (psicostasi), algunos afortunados van al Cielo mientras que otros sufren la condenación. Los bienaventurados gozan en la Jerusalén Celeste jugando con ángeles. Pero no puede argumentarse aquello de que mejor ir al infierno, mucho más divertido; entre los tipos de tormentos prefijados, a los avariciosos los ahorcan cargados con el sobrepeso de una bolsa repleta de monedas, mientras que a los lujuriosos varones les aguarda una tortura aún más dolorosa: la castración; sin anestesia, claro. Los personajes condenados aúllan, las bocas desencajadas, en un arte tremendista y de gran calidad.

Como muestran estos dos ejemplos entre muchos otros, la fantasía adquiere características visionarias durante el románico.


Roger Ferrer


lunes, 3 de noviembre de 2008

Hay on Wey


La idea era aprovechar el patrimonio de Segovia para, durante cuatro días, llenarlo de charlas de autores, editores, libreros... Utilizar las decenas de espacios de la ciudad medieval para conciliar puntos de encuentro entre autores y lectores. Y funcionó. Me estoy refiriendo al Hay Festival , que se desarrolla en otoño en Segovia y en primavera en Granada. Sobre 70 autores desfilaron por Segovia el pasado septiembre y unos 7,000 espectadores pagando sus mil pelillas por participar en el evento.

El Hay Festival se llama así porque nació, en la localidad galesa de Hay on Wye (I Gelli, en gaélico). Se trata de un pueblo que no llega a mil habitantes con 50 librerías, abiertas todo el año. Sí, 50 librerías, no es una errata. Esto es así por la particular cultura del shoping de los ingleses, pero no quiero extenderme en eso ni en el fenomenal paisaje de campiña. Queda pendiente porque realmente vale la pena, pero no aquí.

La cosa es que invitado por la organización, de gorra total, me planté allí el pasado mayo. Y señores, vi la luz. El pueblo está bien, la gente muy civilizada y la comida inglesa... pues inglesa. Comparado a Segovia, el festival es feo de caerse, carpas impersonales en medio de un barrizal. Muy inglés, practicidad y punto. La diferencia es que en lugar de 60 autores por ahí pasan, durante una semana, 200 escritores, otros tantos editores, agentes, periodistas... Y 150.000 espectadores, desplazados para la ocasión y que pagan, y no poco, por escuchar a sus autores favoritos.

Bien. Digo que vi la luz porque me parachutaron de un día para otro en las tripas del sector editorial inglés, en un tímido intento de la cultura inglesa de abrirse, al menos, a la segunda potencia editorial, la española. (Allí pasan de traducir, ¡para qué!, si tienen de todo...)

¿Saben qué me llamó más la atención? Obviamente, no la diferencia de tamaño sectorial. En España los libros mueven 5.000 millones (¡y somos los segundos del mundo!), en Inglaterra deberían multiplicar eso por 10 o por 100. No. Lo que más me llamó la atención fue la inexistencia de dirigismo cultural.

Me explico. En Hay on Wye departían varios nobeles junto al típico escritor de bodrios de autoayuda. Un cocinero mediático y una autoridad en física cuántica. Nadie hacía distingos de este es bueno y ese es malo. No percibí ese “elitismo” que aquí practicamos tanto entre cultura de la buena y cultura de la mala. Todo es negocio, todo es libro, y el lector, el cliente, es el rey. Me gustó esa democracia intelectual donde un libro carece de valores objetivos, sino que es bueno o malo en función de si logra o no cumplir las expectativas (las que sean) del señor que se toma la molestia de pagar un pico por un libro.

Miren, a mí particularmente me aburre la novela histórica. Me gusta la CF. Pero no se me ocurre pensar que mi padre es tonto porque aborrece la CF y sólo lee novela histórica. En Inglaterra entendí que la bondad de un libro es responder a la expectativa suscitada EN EL LECTOR. Que al lector le da por consumir un libro de narrativa romántica (de tanto tirón en Inglaterra), vale. Que lo que le gusta es un ensayo sobre lógica-matemática, vale también. Que es un palo escribir con la vista puesta en el lector. Puede. Pero eso tiene un nombre: OFICIO. Escribir para la gente.

Nota. De algún modo los escritores, incluso los aprendices, somos las putas de las fantasías ajenas. Cobramos (esa es la idea) para construir en palabras un mundo para un determinado lector. Y de nuestra capacidad para complacer al cliente depende el valor de nuestra obra. Se puede ver de otra forma, cierto. Pero ésta me gusta especialmente.


Luis Besa

www.luisbesa.com

lunes, 27 de octubre de 2008

¿Qué leemos?

El pasado sábado el diario Público, ofreció los datos de su publiscopio dedicado a lo que leemos, quiénes leemos, con cuanta frecuencia, e incluso si leen más ¡¡los ateos que los católicos!! Qué sí, que es verdad la pregunta, y además los ateos leen 13 puntos más que los católicos.
Una primera conclusión es que se confirma que las mujeres leen más que los hombres; qué el libro más vendido es El niño con el pijama de rayas, con 910.000 lectores, de los cuáles ¡ojo al dato! 295.000 no llegan a los 30 años. En fin, mirarlo detenidamente puede ser interesante.


Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención ha sido la columna de Eva Orúe, colaboradora habitual del periódico, en la que señala:

[...] Por eso, me gusta creer que quienes hoy se adentran en universos preñados de peligros terrestres y extraterrestres, desentrañan enigmas en varias lenguas muertas o retan a todos los cofrades del mal pueden, llegado el momento, embarcarse en la aventura definitiva: leer libros exigentes, pelearse con la verdadera literatura.
He aquí una persona del mundo de la cultura, con blog incluido, que sabe de lo que habla. Con esta afirmación se ha cargado el 80% de la narrativa actual, y no se si incluir en eso de libros "exigentes" a la divulgación, el ensayo,... Estos de la gauche caviar, son la repera.
Bueno, aún me quedan algunos años de vida (supongo) para poder embarcarme en esa aventura definitiva. ¿Alguno me acompaña?

Jorge Ruiz

viernes, 24 de octubre de 2008

Ofertas y saldos

Había pensado: "necesito un par de libros para el próximo fin de semana". Y ¿dónde comprar a estas horas de la noche y que los tenga para el martes? Claro, efectivamente en

No, no es publicidad, pero los que leemos mucho y vivimos en lugares remotos, rurales o nos cuesta salir de casa, tenemos una bicoca.
Bien, veo las novedades y según desciendo me encuentro a la izquierda con un letrerito, ofertas. Veamos, veamos y... ¡sorpresa! hay 241 títulos en oferta de todo tipo de géneros y subgéneros, con unos precios desde los 3,75 €, para libros de cierta entidad formal en números de páginas y encuadernación.
Suelto el ratón y me quedo mirando "pasmao", igual que cuando estás escribiendo una novela y levantas la mirada del teclado, ves la pantalla y te dices "y cómo sigo". Algo parecido.
Salvo error u misión (que dicen los contables) solamente hay tres o cuatro autores españoles, que su editorial ha saldado/ofertado sus títulos, lease Timun Mas, Minotauro,... Los demás son extranjeros. Libros editados hace dos años o menos.
Bien, he aquí mi reflexión: si tengo 241 libros con precios desde 3,75 ó 4, ó 6 €, ¿para qué gastarme 22 € en una novedad que van a saldar en dos años? Si además tengo todos los éxitos de autores extranjeros ¿para qué comprar una novedad a 22 € de un autor español?
¿Fue un fracaso editorial y por eso se salda? la respuesta la tendrán los autores, pero se me ocurre que hay una parte de premeditación, ya que al aumentar la tirada, baja el coste por unidad con lo que se puede recuperar en el saldo lo invertido, además de eliminar los gastos de almacenaje (muy caros actualmente).
Me parece muy triste para un autor (que quizás haya cobrado 2.000 ó quizás 3.000 € por su original) encontrase ese libro que con tanto esfuerzo consiguió parir (ver la entrada de Tobías Grumm) saldado en el primer circuito, porque hay otros posteriores, en el mejor de los casos, si no es que sucumbe bajo las voraces cuchillas de la guillotina.
Tecleo el número de la tarjeta y compro una oferta y una novedad. Esta porque quiero leer a ... ya que me han hablado muy bien él y no me apetece esperar dos años.

J. L. Muro

miércoles, 22 de octubre de 2008

A pesar de Savater...

...existen las catedrales. Las de verdad y las de ficción. Nuestro flamante Premio Planeta 2008, se estiró con esa máxima de que "[...] ni catedrales [...]" salen en su novela. Bueno, pues para ir contracorriente (porque Planeta es mucho planeta), voy a dejar aquí unas pinceladas sobre la novela Un mundo sin fin, de Ken Follet.
Me la regalaron (es posible que nunca la hubiera comprado), y una vez en mis manos, me dije: ¿por qué no? Vamos a meterle mano. 1.180 páginas pesan lo suyo, y más en tapa dura. Esto lo digo porque no es un libro para leer en el metro.
Como es fácil colegir, es la continuación de Los pilares de la Tierra, obra sin duda de gran éxito de crítica y público (que ya es decir, juntar las dos cosas).
La acción principal se desarrolla en la misma ciudad de Kingsbridge, 200 años más tarde, y aunque la catedral se encuentra presente en toda la novela, no es lo principal de ella. Si es cierto que nos encontramos con construcciones -un puente, casas, hospital e incluso todo un planeamiento urbanístico de una isla que para si lo quisiera el pocero. Ken Follet ha elaborado una obra monumental donde encontramos una crítica feroz al cinismo de la Iglesia de la época, con su control sobre la población inglesa. El prior Godwyn representa la antítesis de Merthin, el constructor. Dos personajes en los que a través de sus enfrentamiento, el autor nos va mostrando la evolución feudal de Inglaterra.
He aquí otra faceta muy destacable del texto. Los campesinos, o más bien los semiesclavos de los señores feudales entretenido en sus cacerías y juegos de guerra, que aspiran simplemente a sobrevivir. Y de ellos destaca otro gran enfrentamiento en la novela, el que se da entre Ralph (hermanos de Merthin) y Wulfric, un campesino al que siempre le sonríe...la mala suerte, el destino o la pertenencia a una clase social. Me recordó a Moritz, el personaje central de La hora 25, llevada al cine con una memorable actuación de Anthony Quinn.
El oficio de Follet, le permite enlazar sin ninguna ruptura las distintas subtramas de la novela. En ellas, además de las ya señaladas, encontramos una historia de amor dibujada sin remilgos con escenas cargadas de erotismo. La protagonista de esta historia, Caris, una monja que lucha por hacerse un lugar como persona (lo cuál no sería poco en aquella época), se enfrenta a las sucesivas plagas de la peste, que asolaron Europa.
Las aventuras guerreras de Eduardo III por tierras de Francia, son una excusa perfecta para formular una crítica feroz a las atrocidades de la guerra. La necesidad de Caris de encontrar al Rey para...(dejemos algo para la lectura del libro), permiten a Follet diseccionar los argumentos que pudieran existir para defender las aventuras guerreras por "quitame allá esas tierras".
Personalmente he disfrutado de la lectura del libro, ya que salvo un momento en el primer tercio del libro, el conjunto engancha al lector.
Sin embargo, también creo que lo sobrarían perfectamente 200 páginas, especialmente en las que se recrea en ciertos tejemanejes de monjes y personal de mal vivir.

Carlos Muñoz

Ciencia-ficción versus fantasía: la igualdad en la desigualdad

Siempre se ha diferenciado entre el Género Fantástico y la Ciencia-Ficción, como si fueran dos entes o asuntos distintos.

No obstante, en las revistas de relatos y en ciertos colectivos se emplea el término “Fantasía y CF” o, más completo aún, “Fantasía, Terror y CF” para englobar todo un tipo de literatura, no definido con exactitud, pero reconocible por la mayoría de los lectores.

Si no nos estamos volviendo locos, todo esto lleva a la conclusión de que la CF y la Fantasía tienen mucho más en común de lo que creemos. Sería interesante analizar por qué la Fantasía y la CF no son líneas paralelas, sino líneas que se interceptan innumerables veces, y que incluso pueden fundirse en una sola.

Cuando se estudia a fondo la cuestión, la clave es que la Ciencia Ficción y el Género Fantástico son lo mismo, pero contado de distinta manera. Son la igualdad en lo desigual. O, dicho con más exactitud, la CF forma parte del Género Fantástico. La Fantasía, el Terror Sobrenatural y la CF (entre otras cosas) serían tres ramas de un mismo y gran árbol.

A partir de ahora se tratarán de argumentar dichas conclusiones.

El Género Fantástico debe su propio nombre a que en él se producen hechos fantásticos, hechos sobrenaturales, capaces de romper, dislocar o trastocar las leyes físicas y naturales que rigen nuestro mundo.

Eso es lo que también ocurre en la CF.

No encontraremos un libro de CF que no viole las leyes naturales, que no viole la estructura de la realidad. Alguien podría decir que eso no es cierto porque se pivota sobre el eje de la Ciencia. Pero no es así. La CF pivota sobre una Ciencia ficticia y fantástica, no la Ciencia real y constatable que usamos y conocemos.

Si tomáramos una novela que describiera la creación de la oveja clonada Dolly, y contara el proceso desde un punto de vista científicamente riguroso, no sería CF. Sería un ensayo científico o una novela de narrativa realista protagonizada por científicos. Pero si tratamos una sociedad en la que se clonan seres humanos en masa, ello automáticamente entraría dentro de la CF. ¿Por qué? Porque se ha hecho una fantasía de la Ciencia: aún no existen modos de clonar un ser humano y por tanto se ha creado un hecho sobrenatural a fuerza de “estirar” nuestra Ciencia hasta límites sobrenaturales, que rompen y dislocan el mundo que conocemos. En definitiva, tenemos un hecho fantástico bajo la coartada y el disfraz de la Ciencia.

En ocasiones, la CF ni siquiera se preocupa por su verosimilitud científica. Nadie diría que Star Wars es una obra de Fantasía, pero sin embargo en ella la Ciencia queda tan destrozada y aniquilada como en una obra de magos y dragones: naves espaciales que disparan láseres, alienígenas por doquier, estruendos de explosión en el vacío del espacio… ¿Qué tiene esto de científico? Nada. Entonces, ¿qué hace a SW CF y no Fantasía?

Pura y llanamente: la Estética (segundo enmascaramiento del hecho fantástico; el primero fue la Ciencia). Lo que cambia es la apariencia: trajes, armas, utillaje, ambientes… Se enmascara el hecho fantástico bajo una estética futurista: láseres en lugar de espadas y flechas, generadores antigravedad protoatómicos en lugar de hechizos de segundo nivel, alienígenas del planeta XR-32 en lugar de trolls u orcos, batallas galácticas en lugar de batallas campales... Ciencia en lugar de... Magia.

En una gran parte de la CF, la Ciencia tiene la misma función que la Magia. Cuando un mago lanza un conjuro, sabemos que eso no puede ocurrir en un mundo científico. Pero en el mundo de la novela sí es posible porque en él existe la Magia. De manera análoga, si una nave espacial surca el hiperespacio y recorre años luz en segundos, eso es imposible en nuestro universo. Pero en la CF ocurre porque hay... ¿Magia? No. Porque hay CIENCIA.

La CIENCIA es el ente todopoderoso que permite los cañones de fotones, escudos de energía, generadores antigravedad, cerebros positrónicos, viajes en el tiempo, psicohistoria y muchas otras maravillas irreales. Hablo de CIENCIA en mayúsculas para distinguirla de nuestra Ciencia cotidiana, mediocre y anodina, la de los laboratorios desangelados, operarios con bata blanca, simulaciones por ordenador y mediciones interminables.

La CIENCIA, en la CF, es FANTASÍA.

Pongamos dos ejemplos ilustrativos. El viaje en el tiempo, si lo realiza un mago, es Fantasía. Pero si lo hace una máquina que funciona por impulsos de protoneutrinos negativos acelerados, es CF. Si un mago lleva a cabo un hechizo para dominar la mente de otra persona, es Fantasía. Si lo hace un telépata creado por Asimov, es CF.

La CF se alimenta de una tecnojerga que incluye una mezcla de términos tecnológicos reales con otros inventados: hiperespacio, moto-jet, psicohistoria, cerebros positrónicos, antigravedad, terraformación… El lector entra en ese juego y los acepta como reales y científicos. Pero son tan fantásticos como un Hechizo de Fuego o La invocación de Yog-Sototh.

La Fantasía se desnuda ante lo irreal, lo acepta, lo abraza y lo proclama a los cuatro vientos. La imposibilidad es su seña de identidad y su orgullo.

La CF, en cambio, trata de disfrazar lo irreal de real, intenta explicar lo inexplicable, medir lo que no es mensurable. La seña de identidad de la CF es el enmascaramiento de su Fantasía implícita, pues la viste con el disfraz de Ciencia y de posibilidad científica. La CF niega cualquier atisbo de Fantasía: no puede haberla. No debe haber nada que la CIENCIA no pueda explicar.

Otra diferencia entre Fantasía y CF es que aquélla siempre mira “hacia el pasado”, mientras que la CF se proyecta “hacia el futuro”. La Fantasía presenta entornos medievales o de la Antigüedad. Como mucho, entornos del presente. Pero no futuros. En la CF el hecho sobrenatural sucede en el futuro, en un ambiente “futurista”. Tal vez suceda en el presente, pero en un presente que repercutirá poderosamente en su propia actualidad, que la hará avanzar más rápido de lo que debiera. De ahí que en sus comienzos a la CF se la llamara “Literatura de Anticipación”, porque trata de anticiparse al propio futuro. ¿Y cómo lo hace? Con una fantasía a la que disfraza de Ciencia.

No quiero con esto desprestigiar a la CF, pues debe mantener todas estas características que la hacen tan atractiva y tan... (¿por qué no decirlo?) mágica. Es más, la CF tiene que funcionar de este modo y no de otro.

De manera análoga, la Fantasía debe respetar sus propios cánones, pues resultan pueriles esos libros en los que hay una especie de ciencia matemática para la Magia, una normativa de hechizos y contrahechizos, como si estuviésemos leyendo un recetario de cocina. El buen autor de Fantasía ha de mantener la magia y lo sobrenatural teñido de cierto misterio, conseguir el equilibrio entre la verosimilitud y el enigma indescifrable que supone la Magia en sí misma. Del mismo modo que en la CF no puede haber Magia, sino CIENCIA, en la Fantasía la MAGIA no puede transformarse en Ciencia.

La CF y la Fantasía no deberían ser enemigas. En el fondo comparten la sana intención de hacer escapar al lector del mundo tiranizado por la ciencia cotidiana, por la tecnología, por lo que se puede medir. Ambas le llevan a universos en los que lo irreal es real, lo imposible sucede y por ello nos maravilla una y otra vez. La Fantasía y la CF, por basarse en hechos sobrenaturales, son escapismo en estado puro. El lector no sólo escapa del entorno cotidiano, sino incluso del mundo físico y científico que le rodea.

Por todo ello (recordemos el principio del artículo), la Fantasía y la CF casan tan bien en los subtítulos de las revistas de relatos. Por ello en las baldas de las librerías los libros de una y otra casi siempre están cercanos, a veces lomo con lomo. Es otra prueba de que en realidad la CF y la Fantasía son partes del gran GÉNERO FANTÁSTICO, dos ramas de un árbol que se nutre de lo sobrenatural.

Hasta ahora, al comparar Fantasía y CF, hemos visto la desigualdad en lo igual. ¿Por qué no ver también la igualdad en lo desigua.


Andrés Díaz