viernes, 30 de enero de 2009

El cura friki


Quien crea que el título de escritor nacional friki de Ciencia Ficción está barato, que basta acudir a las presentaciones bien en forma de avatar, bien disfrazado de capitán Kirk o emperador Ming (en el caso de space opera) o de acelerador de partículas (sector Hard), es que no conoce al padre José Antonio Fortea.

Me cae bien el padre Fortea. Ser un joven cura que escribe Ciencia Ficción, que mantiene uno de los blogs más seguidos, que no se arredra por mantener posturas que a muchos puedan parecer radicales (el hombre es, amén de párroco de los de sotana, exorcista de la diócesis de Madrid), son muchos puntos a favor. Por otro lado, Fortea no basa su ideología sólo en el canon católico, trata de dialogar con la ciencia y la cultura contemporánea desde un más que aceptable conocimiento técnico (a mi parecer). Quien piense que Fortea es sólo un friki tronao, yerra. Vayas si yerra.

Así pues, cuando en un confidencial católico leí una reseña (por supuesto hagiográfica) de su novela Cyclus Apocalypticus, transposición a la ciencia-ficción del Apocalipsis de San Juan, me dije... nen, aquí hay tema. El Fin de los Tiempos es un clásico de la CF, pero novelarlo al pie de la letra de las profecías de San Juan (y Daniel, en menor medida), redactar un relato plausible de cómo puede sustancializarse ese fin del mundo, me pareció un proyecto literario memorable.



Me costó conseguir la novela... Pero lamento decir que más me costó leerla. Decepción, fracaso absoluto.

De las tres interpretaciones posibles del apocalipsis (preterista –profecías a toro pasado y relativas al siglo I DC- ; idealistas; o historicistas), el padre Fortea se planta en la tercera. Es decir, el Apocalipsis será. El 666 imperará y destruirá a la iglesia. Traerá plagas, hambre y guerra. Terminará con el mundo y sólo entonces bajará de los cielos Jesús y su angélico ejército a redimir al hombre para siempre más. 144.000 justos lo verán.

El trabajo de Fortea es novelar esos pasos. Y en su honor hay que decir que, como norma, realiza un impagable trabajo de fidelidad al documento de partida, el Apocalipsis, sin duda lo mejor.

Pero tropieza en lo literario. Por estereotipado, por cartón, por descuidado en la prosa... Todo lo cual hace que la verosimilitud se diluya cual sal en el río. Fortea utiliza elementos tan trillados en las películas de serie B... Pero tanto.... Las asimilaciones nazis-666, emperador malo-malísimo, actualización de la Roma imperial aplicada al mundo moderno, con sus gladiadores, sacerdotes del mal y demás cohorte. Todo resabido. Todo cartón piedra. Como cacharrería futurista pues igual, copias de copias, por salir sale hasta el At-At del Imperio Contraataca (el cacharro más cutre de las fuerzas imperiales). ¿Qué ha pasado? Que una magnífica idea editorial se ha ido al cuerno por convertir al 666 en el emperador de Flash Gordon, sin saber darle juego literario a las situaciones. Fortea narra y narra los septenarios apocalípticos, pero todo resulta harto increíble. La inverosimilitud del lector (al menos de un lector de CF no excesivamente puesto) no se suspende jamás. Muy mal. Y que el padre Fortea me perdone pero esto tiene la misma profundidad narrativa que una peli de Torrente (sin guarradas, por supuesto).

Añadan a eso reiteraciones estilísticas, personajes de quita y pon, situaciones mascadas y previsibles y el desastre es seguro.... una novela inmadurita a más no poder.

Pero que tiene momentos gloriosos. Sí señor. Explicar como una crisis económica puede acabar con el Estado del Bienestar acaso hoy no tenga mayor mérito, pero hace diez años, cuando Fortea escribió el libro (editado en 2007), tela... La evolución de la biomedicina en un mundo hipermaterialista, fantástico también... Los rasgos de esa sociedad pre-666, decadente por clientelista... clavados....

Tan es así, que no me resigno a no instar al padre Fortea a volver a empezar. El hombre tiene un novelón entre manos... ¿A qué espera? Tal vez debiera renunciar a la novela situacional y decantarse por un pseudo-ensayo historicista... Donde el dolor del martirio se reduzca a un narrador que, objetivamente, habla de los Últimos Días... No sé... Pero sabe mal que un proyecto narrativo tan flipante en su planteamiento resulte tan decepcionante. Él puede hacerlo mejor. Mucho mejor...


Luis Besa


6 comentarios:

Alex dijo...

Le habrá ayudado Iker Jimenez a escribirlo, ahora que los periodistas esotéricos se meten a literatos.

Además, el estipendio que le corresponda en concepto de anticipo o royalties, ¿se lo queda él? o lo va a donar a los pobres curitas de parroquia que al contrario que él pasan hambre.

Anónimo dijo...

¡Muy fino Alex! Yo prefiriría que los donase a la Asociación de Autores Noveles.

Anónimo dijo...

Lo de Iker muy bueno, Alex, pero de todas formas coincido con Luis que el argumento es cojo....

Anónimo dijo...

Me creo que no hay estipendio. Sospecho que Fortea se autoedita sus libros... De hecho, del que hablo es un a4 sencillamente encuadernado y maquetado muy caseramente a dos columnas (un trabajo muy poco profesional para una editorial seria). Imagino que lo que recaude irá directamente al cepillo. De todas maneras, Fortea es/era un hombre rico. La historia es guapa. Su padre tenía una de las empresas más potentes de Huesca (creo que de equipos de construcción). Yo soy medio de allí, así que me sonaba el tema. Murió joven (el padre) y siendo casi un chaval Fortea se metió a dirigir los negocios familiares con, parece ser, bastante buena cabeza. Luego dejo el mundo de la empresa para pastorear almas entre Cuenca y Teruel. Actualmente está en Nuestra Sñra. de la Zulema, Madrid.
Luis

Anónimo dijo...

Olvidad el comentario anterior relativo a un supuesto pasado empresarial del pater. Me he documentado mejor y parece que es un bulo. Una patética confusión. Lastima, hombre...

J.E. Alamo dijo...

Dejando aparte otras consideraciones: padre rico, autoedición... siempre he creído que la Biblia es un vivero de historias fantásticas y el Apocalipsis en concreto, da para mucho. Que este hombre se quede con los tópicos no deja de ser un desperdicio. A fin de cuentas, nadie como un experto en teología para sacarle provecho a un tema así.