Vaya por delante que las obras eran de hace bastantes años (tanto escritas como editadas), y por cierto, muy buenas las tres. Sin embargo, estas reflexiones las hago al calor de la sensación que me ha producido revisar la frecuencia con que han sido leídos los citados libros. El haber coincidido con otros lectores, anónimos pero coincidentes en el placer de sumergirnos en las misma páginas.
Después, revisando las fechas en las que han sido cogidos en préstamo, me pregunto: ¿cuál es la frecuencia de lectura? y esos paréntesis en que el libro ha estado tranquilo en la estantería esperando que alguna piadosa mano se dignara escogerlo entre los miles de libros a su disposición, han sido por que el potencial lector ¿habrá estado enfermo? o ¿habrá existido algo especial e relación al autor? o...

Bueno, vale, sí, os digo quienes eran: Asimov, Herbert y Simak y los títulos que seguro que sabréis adjudicar, fueron: Ciudad, Los propios dioses y El Experimento Dosadi.
Y por si hace falta decirlo, ¡ánimo y visitar las bibliotecas!
Jorge Ruiz
2 comentarios:
Supongo que eres el editor de Sirius ¿no?
Pues entonces, ¿como animas a que vayamos a las bibliotecas?
¿No perjudica tu negocio?
La cultura es un derecho de todos y no es incompatible, la cultura publica con la social o privada. En los tiempos que corren sin editoriales, sería mas que complicado adquieri libros en una biblioteca publica. Si no, invito a quién sea a que lea las editoriales de los libros de bibliotecas publicas.
Un cordial saludo. G.G.G.
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