
Bueno, pues resulta que Metaversos es verdad.
Un poco de autobombo. En mi novela Metaversos (Equipo Sirius 2007) se caracterizaba un universo económico en el que la economía virtual formaba parte relevante de la economía mundial. La clave estaba en la propiedad virtual o el bien virtual, concebido como un bien al que se dota de un valor añadido y se comercializa.
La herramienta que permitía eso eran los juegos de rol on line mutijugador, o sease, los MMORPG. Tan sencillo, o complicado, como inventar una economía paralela que se incardina con la real y deviene una economía prima.
Total, que caminando por la vida y por razones de curro voy y me encuentro con un joven empresario del sector de las TICS. Le pregunto a qué se dedica y me comenta que, bueno, que yo acaso no tendré mayor idea, pero ahora mismo se dedica a franquiciar juegos MMORPG de cierto gran país asiático. Como comprenderéis puse una sonrisa mefistofélica… “Háblame un poco más de lo tuyo”, le dije.
El estado actual de este modelo de negocio es el siguiente. Las grandes plataformas (por usar
“No te lo creerás –sigue mi informante-, pero en China hay quien alquila un cibercentro con veinte o treinta operarios dedicados a dar valor añadido al avatar”. ¿Cómo se hace eso? Fácil. Cada avatar sale al juego en similares condiciones económicas, ahora bien, para comprar precisa acumular “moneda local”. Habitualmente, la “moneda local” se consigue pasando pruebas. De dónde el rolero se planta en el mercadillo y ofrece dinero de mentirijillas a cambio de dinero de verdad. Señores, acaba de nacer el avatar cambista, el primer paso económico en el camino a una economía “de verdad”.
Voy a profetizar el siguiente paso.
Avatar de Luis Besa el día de la presentación de su libro en Second Life.
Comparar calidad del diseño del avatar con la imagen de apertura.
¡Jesús! ¡Lo que mola esto de la macroeconomía ficción! ¡Acabamos de vislumbrar cómo releches poner en valor el todogratis en que se está convirtiendo la red! Es decir, la Virtualnomica.
A mi todo esto me recuerda a muchas, demasiadas, décadas atrás. Yo era un pésimo jugador de Monopoly y mis hermanas me arruinaban siempre. Mi defecto era que me gustaban demasiado aquellos paquetitos de billetes. Tenerlos pulcramente ordenados y encintados con goma elástica. Escuchar su excitante sonido al pasar el pulgar por el filo del fajo. Dios, me decía, ¿por qué no haces que este dinero de mentirijillas se vuelva de verdad? Mis oraciones tal vez empiecen a ser atendidas.
6 comentarios:
El fin de semana he visto la peli Gamer y me he acordado un montón de ti Luis.
Oye, ¿y no le has dado un ejemplar de tu novela para que se la venda a 1.300 millones de chinos?
Luis; Vaya, todo el mundo me hace la misma pregunta. Le daré un ejemplar al empresario, sí. Pero ni por pienos dársela a los chinos, estos no pagan derechos.
Alex. En mi pueblo no se si van a poner la peli en cuestión. Por defecto, me las chupo todas.
Luis por mi parte podemos organizar un viajecito a China y cobrarles allí, en directo, algunos milloncetes.
Que más te da venderles 1.000.000 de ejemplares aunque luego impriman 5 millones
Los tiempos avanzan que es una barbaridad :-S... Y yo con estos pelos.
Ya existe un juego que posee una "licencia bancaria" lamentablemente el juego es bastante aburrido :(
Te dejo mi reseña del mismo aquí: http://lacuevadellobo.blogspot.com/2009/03/entropia-universe-y-planet-calypso.html
Y disculpa el spam :p
Publicar un comentario