lunes, 29 de diciembre de 2008

¡No aguanto más!


¡No aguanto más! a esos criminales que sentados en sus poltronas mandan bombardear las ciudades palestinas sin ningún miramiento para los cientos de niños, mujeres y ancianos asesinados.

¡No aguanto más! la violencia machista que ha asesinado a 69 mujeres y heridos a cientos de ellas o quizás miles.

¡No aguanto más! nuestro despilfarro que condena a morir por hambre a 42.000 niños cada día; es decir, 1.750 a la hora, o lo que es lo mismo 3 al minuto. Lo siento niños pero mientras escribo esto vais a morir por hambre dos de vosotros.

¡No aguanto más! la hipocresía de la Iglesia católica que defiende a su familia y condena al contagio del SIDA a millones de personas porque no debemos usar el preservativo.

¡No aguanto más! el cinismo del monarca borbón (por la gracias de Dios, faltaría más) que se siente muy preocupado por los millones de españoles que están en el paro; pero él se sube un 9% su sueldo (con el acuerdo de nuestro Gobierno socialista).

¡No aguanto más! la falsedad de dar miles de millones de euros a los más ricos, mientras que con el 1% de esa cantidad se acababa el hambre en el mundo.

¡No aguanto más!

¡Au revoir, camarades!; que decía aquél delante del paredón; o quizás ¡hasta siempre! que dijo Séneca desangrandose en su bañera.

Jorge Ruiz Morales

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Toda esta sangre, los muertos de hambre, el dolor, las lagrimas, el odio, la crisis...
todo es culpa nuestra, por el silencio, la educación judeo cristiana, por conformarnos.
Hasta cuando podremos ser así.
¿y cuando llegue aquí, que haremos?
Pobres de nuestros hijos.

Anónimo dijo...

Aportemos nuestro esfuerzo uno a uno y sumemos, seremos más.

Susana Torres dijo...

Suscribo tus palabras, Jorge. ¡Qué injustos somos los seres humanos con nosotros mismos! La compasión, la solidaridad con los necesitados, con los que sufren... no es suficiente desde una actitud pasiva.
Empecemos por enseñar a nuestros hijos que hay otro mundo muy distinto al nuestro, más allá de la frágil burbuja en la que vivimos.